viernes, 28 de mayo de 2010

La Escuela Provincial de Artes Industriales para los obreros.17/9/1908

105.- “La Escuela Provincial de Artes Industriales para los obreros”
El Adarve 17/9/1908
BIBLIOTECA VIRTUAL DE PRENSA HISTÓRICA
-TRASCRIPCIÓN
LA ESCUELA PROVINCIAL
DE
ARTES INDUSTRIALES
PARA LOS OBREROS

Ya está abierta la matrícula de la Escuela de Artes Industriales.
Todos los días, hasta el 30 del corriente, a cualquiera hora, en la Secretaría del Instituto General y Técnico, se facilitarán los impresos que habrán de rellenar y firmar aquellos que quieran ser alumnos de la Escuela.
La matrícula es completamente gratuita.
Para matricularse hace falta ser mayor de 12 años, saber leer y escribir y las cuatro reglas de la Aritmética, no padecer enfermedad contagiosa y estar vacunado.
Para acreditar estos extremos se dan todo género de facilidades en la Secretaría del Instituto.
Asignaturas
Para mayor conocimiento del pueblo vamos a repetir la lista de las asignaturas que se cursarán en este Centro.
Gramática Castellana y Caligrafía.
Geografía Industrial.
Aritmética y Geometría prácticas.
Contabilidad.
Aritmética y Algebra.
Geometría y Trigonometría.
Nociones de Ciencias Físico Químicas y Naturales.
Física General é Industrial.
Química General é industrial.
Elementos de Motores á Vapor y explosión.
Tecnología de las Artes y Oficios de Construcción.
Francés.
Dibujo Geométrico.
Dibujo artístico.
Modelado y Vaciado.
De estas asignaturas puede uno escoger las que prefiera. Una sola, dos, cuatro ó todas. Como desee el alumno.
Las salas de dibujo
Como la Escuela está instalada en el local del Instituto, todas las clases se darán en habitaciones amplias y bien ventiladas, donde habrá bancos y mesas para que los alumnos estén cómodamente.
Sobre todo las clases de dibujo están acondicionadas con tal esmero y arte que no cabe más.
Para esta enseñanza hay tres salas hermosas, y la instalación de luz, la colocación de mesas y tableros y las colecciones de yesos y láminas llamarán, seguramente, la atención de quien las visite.
Estos trabajos los ha dirigido D. Gustavo Hurtado, uno de los tres profesores de dibujo que explicarán estas asignaturas.
Enseñar deleitando
Conviene mucho que sepan los obreros y artesanos que las explicaciones que van á darse en la Escuela no serán elevadas, científicas ni enrevesadas.
Eso sería grave error.
Los profesores encargados de las asignaturas, penetrados del fin práctico, eminentemente práctico que tienen estos Centros y de las condiciones especiales de los alumnos van á “instruir deleitando”.
El Director de la Escuela de Bilbao ha dado los siguientes consejos á los encargados de enseñar en estos Centros: “no fatigar la adormecida inteligencia del obrero con las abstractas teorías de la ciencia, enseñarle solo lo preciso, hacerlo de modo que aperciba de una manera clara la inmediata aplicación de sus estudios al ejercicio de su profesión, conseguir que prefiera y halle más agradable el pasar las veladas en la Escuela á malgastar el tiempo en la taberna ó el café y desarrollar el gusto artístico, tan poco común entre los artesanos”.
Así, bajo esas bases se darán las explicaciones. Por esto ni el hojalatero, ni el albañil, ni el carpintero, ni el marmolista, ni el herrero, ni el cantero, etc., irán a las clases á padecer escuchando cosas que no comprendan; nada de eso. Allí, pasados los primeros días, (que se les hará muy cuesta arriba dejar el tute, la tertulia, la taberna ó el portal), hallarán los obreros y artesanos la suficiente distracción para permanecer en la Escuela el rato que le dediquen por la noche, después de acabar la jornada del taller ó la obra.
Y poco á poco se irán habituando á esta labor intelectual, hasta que sea el Centro para muchos, para todos aquellos que aspiren á soltar la roña de la ignorancia, una verdadera necesidad.
El hábito
Porque hay que convenir en que en nosotros la costumbre ejerce una influencia tan grande que á veces nos movemos sin darnos cuenta.
El obrero que tiene el hábito de tomar una copa de vino antes del desayuno ó de la cena, el día que no la toma le parece que no come con apetito, y el que acostumbra á fumar su cigarrillo al acostarse, si no lo hace, tarda en coger el sueño.
Y esto que parece una exageración no lo es. La costumbre manda en el hombre y le convierte en rutinario.
Pues acostúmbrense los obreros á ir a clase y llegará un día en que será para ellos algo de que no puedan prescindir.
¿Por qué no han de hacerlo?
¡Qué pronto notarían la diferencia que hay de la taberna á la Escuela!
Ayudémoslos á cambiar de hábitos los que podemos apreciar las ventajas que con ello proporcionaríamos a nuestras clases humildes, ineducadas y embrutecidas como pocas.
Los premios
En la Escuela verán recompensados sus desvelos, su aplicación y su perseverancia, los alumnos.
La Excelentísima Diputación ha querido distinguir a los buenos de los malos.
Habrá premios ordinarios y extraordinarios.
Los primeros consistirán en diplomas, instrumentos y libros ó herramientas de oficio ó arte á que corresponda.
Y los segundos consistirán en un diploma y una libreta de la Caja de Ahorros por la cantidad de 100 pesetas.
Estos premios en el acto inaugural de cada curso serán entregados con la mayor solemnidad posible para orgullo de los alumnos aventajados y estímulo de los holgazanes.
Además todos los trabajos premiados en las enseñanzas gráficas, plásticas y prácticas serán expuestos al público.
¡A matricularse!
¿Y será posible que los patronos, las corporaciones y los elementos intelectuales de Cáceres no contribuyan con sus consejos y advertencias á que nuestros trabajadores vayan á la Escuela á educarse é instruirse?
Por mucha que sea la indiferencia que existe aquí por estos asuntos-que en otras poblaciones son la primera preocupación de las gentes-y por muy indolentes y suicidas que sean nuestros artesanos, confiamos en que la matrícula será nutrida, pues tan buena es la obra que hasta los más ciegos han de ver los beneficios de esta institución popular.
Y no solo acudirán á las aulas los artesanos y obreros; tambien irán á ellas los hijos de la clase media, escribientes, estudiantes y los dependientes de comercio, que en la Escuela se enseñará Francés, Contabilidad, Gramática castellana y Caligrafía y Dibujo, entre otras cosas, y de todo esto les conviene saber algo.
La opinión aplaude
Nosotros que sentimos verdadera chifladura por la instrucción popular, por esta clase de Centros, hemos procurado pulsar la opinión y con gusto decimos que ésta es en extremo favorable á la Escuela.
En todas partes se aplaude la obra de la Diputación provincial.
Los trabajadores se han penetrado de la cuenta que les tiene instruirse, educarse y apartarse del vicio y á estas horas no hay en Cáceres ningún taller donde no se hable de la Escuela y del que no salgan unos cuantos alumnos.
Grupos de carpinteros, de albañiles, de hojalateros, de herreros, de dependientes de comercio, de canteros, de cajistas, de marmolistas, etc., llenarán las aulas, deseosos de aprender lo que á cada uno convenga para perfeccionarse en el oficio.
Así debe ser.
Este entusiasmo, esta gratitud con que el pueblo recibe el beneficio que se le otorga, es señal de que sabe apreciarlo, y sabiendo apreciarlo se puede confiar en que también sabrá utilizarlo.
¡A la Escuela, pues, obreros y artesanos cacereños, que en ella está vuestra redención!
El éxito
Al acabar estas líneas recibimos la noticia de que entre ayer y anteayer, sólo en dos días, se han matriculado en las distintas asignaturas de la Escuela 100 alumnos (carpinteros, marmolistas, cajistas, albañiles, herreros, etc.), lo cual demuestra el entusiasmo del pueblo.
El éxito está asegurado.
He aquí la lista.
Domingo Durán Monroy, Matías Palomar Gaspar, Julián González Cáceres, Manuel Rodríguez Berjolio, José Marín Merino, Domingo Jiménez Polo, Manuel Chacón López, Miguel Salgado Caldito, Antonio Ponce de León Bueno, Antonio Rodríguez García, Eulogio Criado, Buenaventura Vivas Rodríguez, Antonio Macias Cava, Joaquín Fabregat Ríos, Pablo Alamino Gómez, Silvestre Montes Sevilla, José Vinagre Rico, Francisco Santillana Izquierdo, Felipe Muriel Congregado, Alfonso Gómez Moreira, Serapio Román Reyes, Genaro Téllez González, José Rico, Juan Márquez, Mariano Andrada, Crecenciano Pérez, Emiliano García Flores, José Maestre Borruel, Pablo Canales Polo, José Durán Cano, Miguel Fernández Marcos, Antonio Cortés Congregado, Cipriano Santillana Moreno, Antonio Pérez Laso, José Criado Redondo, Teodoro Sánchez Iglesias, Vicente Jiménez Sánchez, Severiano Bode, José Redondo, Manuel Alonso Bello, Nicomedes Luceño, Julián Amado Vecino, Hilario Peña Rufo, Andrés Criado Domínguez, Marciano Martínez, Lázaro Herrero, Francisco Losada, Plácido Eleno, Marcelo Iglesias, Hilario Capellán, Eugenio Pache, Fernando Bello, Manuel Bello, Tomás Antequera, Juan Valhondo Picapiedra, Cipriano García y García, Virgilio García y García, Felipe Parra, José Casares Rey, Joaquín Peña Santillana, Gabriel Hurtado Cambero, Vicente López Rodríguez, Fermín Cisneros, Gregorio Pache, Matías Bernal, Ignacio Iglesias, Luís Iglesia, Daniel Rodríguez, Antonio Martín, Tomás Gómez, Avelino Rojo, Miguel Álvarez, Luís Mena Prado, Eugenio Notario, Pedro Moreno, Victoriano Luceño, Jesús Baños, Germán Gutiérrez García, Eduardo Gómez Laguna, Cándido Valles Martín, Joaquín Criado Romero, José Cano Pulido, Gabino Criado Solana, Antonio Mangut López, Félix Romero Harto, Lucas Villa Picapiedra, Tomás Polo Manzano, Pablo Sánchez Rodríguez, Ángel Rodríguez Bravo, Luís Conde Perozo, Francisco Nevado Pescador, Germán García Figueroa, Miguel García Figueroa, Antonio Machacón Oreja, Norberto Moreno Fernández, Máximo García Fernández, Lorenzo Rubio Nogales, Esteban Fernández García, Manuel Floriano Rubio y José Parrón Rumbo.

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